10 ene 2017

María Antonieta, la trendsetter de la incomodidad

¿Quién dijo que los cardados se inventaron en los ochenta? ¿Que fue Alaska quien ideó los peinados imposibles? Pues no, fue María Antonieta, o si nos ponemos tiquismiquis, su peluquero Léonard en plena época del rococó francés.

Siendo la primera fashion victim de la historia y la reina por excelencia en cuanto a la creación de tendencias, María Antonieta impuso por ley sus ideales de belleza a toda la corte francesa. Evidentemente, no estamos hablando de prendas sencillas y cómodas (¡estamos en el siglo XVIII!), sino de vestidos pesados, complicados y, sobretodo, incómodos. Teniendo la mujer un deber de belleza femenina, el maquillaje y la peluquería estaban a la orden del día.


En este contexto de extravagancia, la Reina Delphina y su peluquero idearon un peinado para atraer las miradas de todos y, a la vez, demostrar el poder adquisitivo de la corte y la monarquía absolutista de Luis XVI. Se trata de los poufs: peinados y pelucas monumentales - ¡de hasta cien centímetros de altura!- de colores y con extravagantes decoraciones, como podían ser réplicas de barcos o hasta animales disecados.


Siguiendo a rajatabla la frase de que “para estar bien hay que sufrir”, los poufs, con sus medidas y peso, restringían los movimientos de los que los llevaban. Los peinados eran tan altos que las damas no podían sentarse en sus carrozas, tenían que ir de rodillas, y en los palcos de los teatros se tuvieron que subir los techos.

Como la moda es un boomerang en el que todo vuelve, en los ochenta los nuevos poufs se construían a base de cardado y laca. ¡E iban de modernas pensando que habían inventado un nuevo peinado!



Adriana Blanco y Martí Ventura

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