Lejos quedó la rigidez del siglo
XIX cuando el glamour y la liberación inundaron las clases acomodadas de la
sociedad, cual sorbo de champán llena nuestro paladar. El gusto por el arte y
la arquitectura fascinaron al nuevo mundo occidental, que celebraba a ritmo de jazz
su modernidad y estilo. Solo los despotismos humanos fueron capaces de frenar
estos años de frenesí al hacer estallar la Gran Guerra, que supuso un paréntesis
en casi todo el mundo artístico.
Jean Patou vs. Cocó Chanel |
Al terminar la guerra, muchos de
los modistos que habían abandonado sus labores reanudaron sus negocios. Uno de
ellos fue Jean Patou, un arriesgado creador que supo crear prendas que simbolizaron
un antes y un después para las mujeres de la postguerra. Aun así, no todo fue
coser y cantar. Pisando fuerte llegaba Cocó Chanel para arrasar con todos. Extraño
era que un diseñador no estuviese enfrentado al gigante de la moda femenina, y
Patou no fue la excepción. Precisamente el enfrentamiento entre ambos hizo que
un Patou derrotado dejase de lado la moda para centrarse en los perfumes.
Anuncio del perfume Joy, de Jean Patou |
1929 no fue un año de desgracias
para todo el mundo, hubo quien supo sacarle partido al gran Crac del 29. Patou fue
lo suficientemente inteligente como para crear “el perfume más caro del mundo”
justo cuando gran parte de la población había perdido sus ahorros. El
atrevimiento de Patou no se limitó solo a este perfume, sino que años antes fue
el primero en crear un perfume para cada tipo de mujer: uno para las morenas
pasionales, otro para las rubias y otro para las sensuales pelirrojas. Se
podría pensar que Patou instigó la distinción llena de prejuicios que aún
existe hoy en día entre las mujeres con colores de pelo diferente. Si Patou
hubiese sido un contemporáneo de nuestra época, no nos extrañaría encontrar sus
productos etiquetados como #SexyBlonde o #ProudToBeGinger.
Por Joel, Laia e Yvonne
(el moreno, la rubia y la pelirroja).
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