Lanvin elaborando uno de sus diseños
La pequeña Lanvin pronto se introdujo en el mundo de la moda, y con solo trece años cosía y reparaba sombreros, un trabajo duro pero ella se mantenía optimista, tal era sus ganas de triunfar que a los 22 años montó su propia boutique en la ciudad de las estrellas -no, no es La la land- en París.
La joven Lanvin le entusiasmaba
el arte y la pintura y eso le ayudó en sus creaciones que hasta decidió crear
un color específico para ella, el azul Lanvin. Aunque también figuraban en su
paleta de tonos favoritos el rosa Polignac en honor a su hija y el verde
Velázquez. Eso sí, a pesar de darle color a sus diseños, Jeanne usó toda su
vida el negro, al que consideraba representante del “Chic ultime”.
Logo de la firma Lanvin muestra a su hija y a la diseñadora
En su vida apareció otro amor, su
hija Marie quién la ayudaba a confeccionar sus diseños y con la que cambió los
mitos de la edad de la mujer -todos somos jóvenes- siendo la pionera en las disputas
de coger la ropa a mamá.
Desafortunadamente su corazón se
paro en 1946 pero su pequeña Marie cogió las riendas del negocio. De una
boutique a una gran empresa de moda que diversificó sus actividades con
perfumes, lencería y accesorios.
Uno de los escaparates actuales de Lanvin
Aunque las personas no somos
eternas, el estilo siempre perdura y Jeanne dejó su huella con el azul y sus
pequeñas obras de arte convertidas en tela.
Dibujos sobre Lanvin y todo su imperio
Por: Mireia Tomás, Sari Pareja y Roxana Ibañez
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