Por las aguas de los canales de Venecia fluye un secreto con
sabor a tinte, una gama cromática indescriptible, los colores que se llevó
Mariano Fortuny a la tumba. El polifacético diseñador, pintor, fotógrafo y
escenógrafo hizo de los vestidos su lienzo, en los que plasmó su pasión por la
pintura a través de la gama cromática que hacen de los vestidos Delphos una
obra de arte irreproducible.
Su viaje a Grecia en 1906 inspiró al artista a la creación
de un nuevo concepto de vestido, el Delphos, un soplo de aire fresco que dejaba
libertad de movimiento a la mujer. Confeccionado a través de telas de seda
unidas entre sí a través del cristal de Murano y con un característico plisado
ideado por el propio diseñador. La ligereza y sencillez permitían presentar el
vestido de forma singular, un packaging
característico, enrollado y presentado en una caje, algo inimaginable con los
vestidos rococó.
La novedosa técnica de plisado y la gama cromática del
Delphos es un misterio que Fortuny se llevó a la tumba. Cuenta la leyenda que,
al día siguiente de fallecer, su viuda vertió los tintes del artista a las
aguas de Venecia, con el objetivo de que nadie los pudiera imitar. De esta
manera, los canales de Venecia se convirtieron en la viva imagen de la obra
maestra del diseñador.
P. Medina
I. Blokker
No hay comentarios:
Publicar un comentario