Parece que fue ayer y ya han pasado 15 años desde que John Galliano tomó por primera vez firmemente la batuta de la Maison Dior. La semana de la moda de París ha servido de escenario para que Galliano haya apostado por el regreso del “New Look” creado por Christian Dior allá por 1947 y que convirtió a París en capital de la moda durante décadas. Aquel visionario apostó por una mujer sofisticada donde los volúmenes y el lujo dejaban atrás una época triste y sobria (la Segunda Guerra Mundial) pasando de lo austero a lo sofisticado. Con la estrategia de convertir en una verdadera joya cada uno de sus modelos, el modisto gibraltareño John Galliano deleitó como nunca a la asistencia. Todos disfrutaron de una colección de absoluta actualidad y, a la vez, inspirada en la esencia de la firma, en sus más fastuosos volúmenes, adornados con exquisitos bordados sobre un perfecto corte construido sobre materias primas de ensueño.
Con tanto fasto Galliano parecía proponer un mensaje rotundo aunque subliminal, pues la crisis dejó de existir por completo durante los minutos que duró su presentación, en una carpa instalada al efecto en los jardines del Museo Rodin, junto a los Inválidos. Al igual que ocurrió a mediados del siglo pasado, cuando Christian Dior abrió las compuertas de la ilusión al empezar a derramar su soberbio y generoso lujo sobre la capital más elegante del mundo. Las legendarias ilustraciones con las que René Gruau reflejó ese "nuevo look", esa nueva manera de vestir a la mujer, liberada de las cartillas de racionamiento y de la pesadumbre de la posguerra, fueron el punto de partida de la colección.
Como en los años 50 vistos por el maestro fundador, con John Galliano la indumentaria más lujosa que una mujer pueda portar en la primavera-verano 2011 será también cuestión de decenas de metros de tejido. Algo indispensable para crear los voluptuosos volantes, drapeados, plisados, las gigantescas mangas, faldas y boleros mostrados hoy, decididamente lejos, muy lejos de la crisis. Con suma frivolidad lo corroboraban las aparatosas plumas portadas en la cabeza por las modelos.
Además de haberse inspirado en sus dibujos Galliano rindió rotundo homenaje a la aristócrata italiana Marie Gruau de la Chesnaie (1909-2004), más conocida como René Gruau, nombre con el que firmó sus dibujos mundialmente apreciados. Por supuesto también por su amigo Christian Dior (1905-1957), para quien a mediados del siglo pasado dibujó a placer, incluido su famoso "Vestido Bar" de voluminosas caderas, con el que nació el "New Look", declinado hoy con absoluta actualidad en versión verano 2011. Homenaje e inspiración produjeron una colección trabajada como un cuadro, creadora de siluetas fluidas y rebosantes de elegancia, en organza, seda, falla y tul, teñida de tonos degradados, francos, dulces y claros; del azul al amarillo, el beige y el dorado, y también vivos, como el rojo o el verde esmeralda.
Sandra Fontanet
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