6 ene 2012

Rebajas en Milán: de la exageración al disimulo

Diez de la mañana del día de ayer. En la calle el termómetro marcaba 5 grados pero dentro del metro parecía pleno agosto. En algunas paradas los más testarudos intentaban jugar al tetris para entrar en el vagón. Pero desistían al darse cuenta que no cabía ni un alfiler más. A mi alrededor, diferentes grupos de adolescentes animaban el ambiente con sus conversaciones. Otros, en cambio, preferían evadirse del mundo con sus móviles de ultima generación. Pero tanto unos como otros compartíamos el mismo objetivo: aprovechar el primer día de rebajas.  

Cuando por fin llegamos a la parada del Duomo, me dejé llevar por el apretujado bloque humano que circulaba en una única dirección. Y ante nosotros la majestuosa catedral de Milán, resignada por servir de pared a un gran cartel de Versace, observaba el continuo desfile de personas.

El ambiente en las calles cercanas al Duomo

Las tiendas de esa zona son H&M, Zara, Bershka, Replay, Mango, Celio, Foot Locker, Tezenis, JDC, OVS, GAP, entre muchas otras. La mayoría de sus escaparates lucían orgullosos un 50% mínimo de rebaja. Incluso los más atrevidos como Alcott ofrecían hasta un 80%. En cualquier caso, parece ser que convencieron a los clientes porque en breve empezaron las colas en los probadores y los empujones delante de las mejores ofertas. En el caso de Alcott la espera iniciaba en la entrada, aproximadamente de unos 30 minutos sólo para acceder al establecimiento.

Los precios en general eran razonables, aunque los vistosos 50% de las vitrinas eran difíciles de encontrar. En otros casos, las etiquetas marcaban un generoso 0%. Estrategia para confundir a quien solo compra ropa rebajada, aunque sea un 0%, para no sentirse tan mal gastando en tiempos de crisis.
Ejemplo de producto rebajado un 0%
En el interior de las tiendas la clientela buscaba las mejores ofertas
El tipo de clientela era variado. Niños, jóvenes y adultos de ambos sexos invadían el centro de Milán. Un grupo de chicos y chicas de 17 años me comentaron que venían con el dinero justo para no gastarse más de lo previsto. Aunque no todos eran tan ahorradores. “Nuestro amigo se ha gastado por el momento unos 250 euros. Lo que más le ha costado son unas zapatillas Nike por 90 euros, cuando normalmente valen 95 y por Internet están más rebajadas durante todo el año”- explicaba Andrea B.

Y después de tantas compras, la gente aprovechaba la hora de comer para tomarse un respiro. Una elección aplaudida por el sector de restauración de la zona. Sobre todo por los que ofrecían comida rápida. Porque si la moda low cost se lleva, los restaurantes del mismo tipo también. En Mc Donald's la cola llegaba hasta la entrada y tuvieron que improvisar como comedor la sala de reuniones de la empresa.

Más tarde fui hasta corso Buenos Aires, otra calle comercial de la ciudad. Las tiendas más llenas eran las mismas que en el Duomo: Bershka, H&M, Tezenis, Celio y Zara. Incluso el ambiente dentro de los establecimientos era idéntico. Sólo marcaban la diferencia las acumulaciones de ropa al estilo mercadillo y los montones de prendas por el suelo, como pruebas infalibles del transcurso de la jornada. En los escaparates el protagonismo seguía centrado en los llamativos 50% de descuento.

Diferentes escaparates con el 50% de descuent

Llegada a este punto, me pregunté cómo se vivirían las rebajas en la calle Monte Napoleone. En esta zona se encuentran las tiendas de prêt-à-porter de alta moda. Y sin pensarlo demasiado me fui hacia allí. Primero vi pequeñas colas en la entrada de los establecimientos más conocidos, como Chanel, Gucci o Prada. Algunas personas esperaban simplemente para dar un paseo por la tienda. En cambio, un notable número de clientes asiáticos y rusos salían con varias bolsas del establecimiento. Además, me percaté que entre los trabajadores de las tiendas había como mínimo un asiático. En el caso de Gucci pude contar hasta tres dependientes con ojos rasgados. Imagino que deben ser tan buenos clientes que les hacen sentir como en casa. 

En la puerta de Chanel un grupo de personas hacían cola para poder entrar al recinto
 
Por lo tanto, una gran diferencia con el Duomo o corso Buenos Aires era la clientela. La mayoría era extranjera y la media de edad era más elevada. Otro punto diverso eran los escaparates. En las vitrinas no había ni rastro de descuentos. De la misma manera que no había ni rastro de clientes en el interior de la mayoría de los establecimientos. Para recordar que era inicio de rebajas debías entrar en la tienda. O, en algunos casos, si te acercabas al escaparate te anunciaban tímidamente las colecciones descontadas.

Missoni ofrecía descuentos en el interior
En Prada anunciaban las rebajas en un discreto papel


La mayoría de tiendas de prêt-à-porter de alta moda estaban vacías

Finalmente, cuando volvía a casa dando por terminada la jornada de rebajas, me di cuenta de otra diferencia. Parece ser que en Monte Napoleone encontrar aparcamiento no supone un problema. Una larga fila de coches de alta gama, con sus respectivas multas en el parabrisas, invadían la zona amarilla situada enfrente de las tiendas. 


Sonia García

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