“Cerca
de la mitad de los internautas encuestados a nivel mundial se fían de los blogs
como fuente informativa y recomiendan marcas, productos o servicios sobre los
que han leído en blogs”, por si alguien dudaba de la influencia de esta nueva
forma de comunicación, aquí tiene su respuesta.
El
fenómeno egoblogger ha sido, durante
los últimos dos años, una corriente de opinión, inspiración, influencia,
dominio, poder y peso. Sus visitas son más abundantes cada día, y con ellas se
negocian colaboraciones, o acciones de marketing con grandes firmas.
Inicialmente,
sus espacios estaban destinados a mostrar estilo para inspirar a sus lectores
con looks distintos a precios
asequibles. Pero lo que primero definían como un hobby o pasión por la moda, ha ido cobrando valor (significando
recibir o adquirir, a la vez que, percibir una cantidad de dinero).
Los
blogs más influyentes, han pasado a ser grandes escaparates para importantes
firmas, del mismo modo que una estrategia más de marketing. Pagar los sueldos
con prendas que serán vistas por miles de personas al día, las cuáles querrán
tener lo que ven, una inversión
muy rentable ¿no os parece?
Pero
a caso los lectores, ¿quieren encontrar looks
inasequibles en estos sites? ¿prendas deseables para cualquiera pero que jamás
podrán adquirir? ¿ver día tras día las bolsas de Dior, Chanel, Christian Louboutin, Pucci, ... que llegan a sus
bloggeras favoritas, a cambio de renunciar a lo que un día les llevó a
seguirlas? Aunque uno mismo también se debería plantear; ¿estarías dispuesto a
renunciar al lujo si fueras una de ellas?
A
caso las que hoy están en la cima, ¿tendrían la misma repercusión, si las
grandes marcas desaparecieran de sus looks
e Inditex reinara de nuevo sus posts? Ellas empezaron dando como moneda de
cambio su estilo, y ahora ya no sabemos si el que nos presentaron de Zara o
Mango, sigue fiel al de Miu Miu o Givenchy que nos muestran hoy.
La
moda siempre nos mostrará su cara amable y su ambición, aún así, no debemos
olvidar que “ella pasa, el estilo jamás” Coco
Chanel.
Ivette Llobet
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