15 ene 2011

X.O.X.O.

Esta semana ha salido a la luz la primera imagen de la actriz Leighton Meester como nueva cara de Missoni. ¿Qué pasa? ¿Por Leighton Meester no les viene nada? ¿Qué tal si lo intentamos con su alter ego televisivo: Blair Waldorf? ¿Ahora sí? Quizá no les cueste tanto ponerle cara a otro nombre: Blake Lively (Su alias: Serena Van Der Woodsen). Ambas tienen en común muchas cosas. La primera y obvia es que son las protagonistas de una de las series juveniles más importantes de los últimos años: Gossip Girl. La otra es que en los últimos meses ambas han conseguido unos contratos publicitarios que muchas actrices televisivas de primera línea desearían. Meester para Missoni y Vera Wang mientras Lively pone su melena rubia al servicio de los bolsos Mademoiselle de Chanel. Grandes nombres de la moda unidos a las estrellas de una serie emitida en un canal juvenil minoritario. Extraña unión. He aquí algunos de los porqués.
Blake Lively y Leighton Meester en Rolling Stone, by Terry Richardson

Mientras a algunos el concepto serie juvenil les llevaría a pensar en carpetas, revistas para adolescentes o publicidad de refrescos, la realidad es una muy diferente cuando hablamos del fenómeno Gossip Girl y nos ponemos a analizar la trayectoria “social” de Meester y Lively desde que la serie, que en USA emite el canal minoritario CW y en España el digital AXN, se estrenó hace ya más de 3 años. Mientras Meester –la tardona del dúo- se metía a cantante, Lively ha ido, poco a poco, haciendo su camino hacia el estrellato, no solo cinematográfico (con interpretaciones muy bien escogidas como la de la muy adulta The Town o llamadas a llenar salas como la futura Green Lantern junto a Ryan Reynolds como el superhéroe del título) sinó también como IT Girl presente en las revistas de moda día sí, día también.  Pero lo que empezó con las habituales sesiones de fotos en revistas juveniles USA como Seventeen o Teen Vogue fue evolucionando. Primero llegó la polémica portada de Rolling Stone junto a Meester, fotografiada por Terry Richardson. Más tarde, su primera portada para Vogue. Y la segunda. Y de la portada de la revista al front row junto a La Wintour. ¿Pero que ha visto el mundo de la moda y, antes que él, el mundo del periodismo de moda en Lively para encumbrarla así de rápido?
Blake Lively para Vogue USA

Lively junto a Anna Wintour

Una vida ordenada, aficiones entrañables como la cocina, cero escándalos y una imagen serena –como el nombre de su personaje- pero nada fría ni distante. Blake desprende un aroma juvenil pero sofisticado con una pose de niña buena que, hasta que se demuestre lo contrario, es real. Características que la han alejado de caer en la maldición de su antecesora como IT Girl de serie juvenil, Mischa Barton (The OC), de la que ya pocos se acuerdan por culpa de sus desenfrenos y malos hábitos. Blake ha llegado más alto que Mischa. Tan alto que incluso la editrix (palabro inventado que une los conceptos Editor y Dominatrix) de Vogue America, Anna Wintour, la llevó del brazo a los desfiles de la última semana de la moda de París, de la que volvió tuteando a Lagerfeld y con un zapato de Louboutin con su nombre.
El ojo de Wintour, por lo tanto, se ha vuelto a demostrar infalible. El estilo de Lively no es lo que realmente la ha posicionado allí donde está ahora. Se trata del potencial de estrella de cine de gran calibre lo que ha llevado a la gurú de la moda a respaldar y convertir en su BFF a la joven Blake. De alguna manera, Anna intuyó que esa joven que lucía un look katemossiano en la pequeña pantalla llegaría a ser un gran nombre de Hollywood algún día. Y aunque Meester no vaya cogida del brazo de Wintour y su carrera cinematográfica tenga algunas cintas menores más que la de Lively, ella también ha sabido ver finalmente que ser una “gossip girl” abre muchas puertas en el universo moda.
Primera imagen de Leighton Meester para Missoni


Porqué lo que no podemos olvidar es de dónde vienen Lively y Meester. Gossip Girl tiene más moda en su ADN que el resto de las series de las programaciones de todos los canales, juntas. Al poco de su estreno las publicaciones especializadas ya la definían como la versión juvenil y la heredera de Sex and the City. No por su contenido ni por su humor, por su moda. Y es que, precisamente, aquí radica uno de los éxitos de la serie. Los personajes ofrecen estilos muy marcados e identificables, lucen complementos arriesgados llamados a saltar de la pantalla a la calle y en su vocabulario habitual, junto a amor y traición, encontramos nombres propios de la moda.  Pero todo ello acompañando a las tramas, sin robar protagonismo, siendo precisamente como la moda misma, parte del día a día.
Serena: “Tengo debilidad por los camareros.”
Blair: “Por los camareros, los pintores, todo el que conduzca una Vespa o vaya vestido de Zadig&Voltaire”
Diálogos así en los que la moda es lo que en otras series o películas son citas a libros y autores conviven en este Upper East Side televisivo con una madre con firma de moda propia, una joven aspirante a diseñadora que quiere estudiar en Parsons o capítulos centrados en la Fashion’s Night Out o en la celebración de desfiles, de los normales dentro de la NY Fashion Week o de guerrilla. Todos los ángulos de la moda tienen su momento en una serie que no ha incorporado estos elementos de forma impostada para convertirse en una serie trendsetter o heredar el tocado de Carrie Bradshaw.  Otras, como Lipstick Jungle o Cashmere Mafia, sí lo intentaron premeditadamente con formulas de laboratorio para reproducir una conjunción entre moda  y ficción que Sex and the City y Gossip Girl han logrado (casi) sin buscarlo.

Y parece que la historia de amor entre la moda y la serie no para. En la presente temporada, además de un doble capítulo en París que provocaría orgasmos a todo fashioncoholic, dos de los personajes trabajaran en la revista W, que ha cedido sus oficinas reales para el rodaje de la serie. Incluso el imperio Inditex se ha rendido al tirón de Waldorf, Van Der Woodsen y Bass. Así, una -no especialmente inspirada- línea de camisetas con imágenes de la serie y sus protagonistas se ha podido ver durante los últimos meses en las tiendas Stradivarius.

Blair (Leighton Meester) y Serena (Blake Lively) lucen modelito en París

Con este pedigrí televisivo no es de extrañar que, aunque los guiones que recitan no sean del nivel de los grandes dramas de la televisión del siglo XXI, Leighton y Blake hayan sido reclutadas como las nuevas chicas de moda –en todos los sentidos- de la televisión.

Albert R. Dot

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