25 nov 2014

El derecho de una mujer a elegir bolso

Érase una vez una de las figuras más importantes de todos los tiempos en el mundo de la moda, se llamaba Louis Vuitton. En 1892, tras crear la marca de lujo homónima y un sinfín de creaciones, el diseñador murió, dejando a su hijo como heredero de la empresa. En 1930, Georges Vuitton diseña una bolsa de viaje que bautizó con el nombre de ‘Keepall’. Al tratarse de una bolsa tan grande, el diseñador intentó buscar una alternativa más práctica, adaptada a la figura de una mujer más activa. Fue entonces cuando creó otro bolso, más pequeño y mucho más cómodo para usarlo diariamente y en cualquier ocasión. A este bolso lo llamaron ‘Speedy’. Una particularidad de este bolso es que fue el primero en lucir la lona más emblemática de la firma: ‘Monogram’, con las dos iniciales de la marca entrelazadas. Treinta años después, el modelo alcanzó la cima del mundo cuando Vuitton creó un modelo especialmente diseñado para Audrey Hepburn: el 'Speedy 25'. Y vivieron felices y comieron perdices.

Cuando tú pagas 500 (o 900 o 3.000) euros por un bolso, no sólo estás pagando una atención personalizada, ni unos materiales exquisitos, ni siquiera las horas de ardua elaboración que ha llevado su fabricación; lo que estás pagando es su historia. Una historia muy bien contada. Si nos ponemos quisquillosos, tenemos que reconocer que la calidad del producto es innegable. Lona de piel, flexible, duradera, impermeable. Y la forma de vendértelo no puede ser mejor. El Speedy, todo lo que necesita una mujer para emprender su propio viaje, su propia historia.

Yo no soy Audrey Hepburn. Y probablemente tú tampoco lo eres. Pero tenemos todo el derecho  a sentirnos como Audrey Hepburn de vez en cuando. Y si para eso necesitamos un bolso de piel muy especial, pues tendremos que comprarlo.

"Yo aqui, fabulosa"


Nadie se escandaliza porque te compres un portátil de 800 euros. Nadie te cuestiona que te pases dos noches durmiendo en la calle para comprarte el último iPhone cuando el móvil que tienes funciona perfectamente. Todo el mundo ve normal que ‘inviertas’ la mitad de tu sueldo en un iPad. Pero todo cambia cuando te ven llegar con un bolso de marca de 800 euros. Lo primero que te cuestionarán es si es auténtico. Dejando de lado que es una indiscreción y una falta de respeto preguntar algo así, tomemos nota del fondo oculto tras la pregunta. ¿Por qué necesitan saber si es auténtico o no? ¿Adquieren alguna satisfacción especial si les dices que lo compraste en el top manta de Paseo de Gracia por cuarenta euros? ¿Dormirán mejor por las noches si ignoran el hecho de que prefieres darte un carísimo capricho antes que irte de vacaciones ese año? 

Si analizamos ambas caras de la moneda, un bolso de Louis Vuitton es mucho más práctico que un iPhone de última generación, lo mires por donde lo mires. Y yo os ofrezco tres motivos:

1. Lo vas a usar más. ¿Cuántas horas al día usas el móvil? Bueno, probablemente más de las que deberías, pero aún así, tu bolso siempre va a estar contigo. Colgando de tu brazo, sentado en tu regazo en el autobús o haciéndote compañía sentado a tu lado en la consulta del médico. ¡Y encima puedes meter cosas dentro!

2. No está sujeto a la obsolescencia programada. La tecnología no para de avanzar y lo más probable es que lo que funciona ahora dentro de dos o tres años habrá quedado obsoleto. ¿Alguien se acuerda del iPhone 2G? ¿Alguien pagaría por el iPhone 2G? Yo creo que no. Con los bolsos de Louis Vuitton ocurre todo lo contrario, se revalorizan con el tiempo. Un móvil es efímero, pero un buen bolso es para siempre.

3. Tus hijos o tus nietos podrán usarlo. Como ese abrigo de Burberry que está como nuevo de tu madre o ese pañuelo de Loewe de tu abuela que te pondrías cada día si no fuera porque huele a octogenaria. Una de las cosas en las que inviertes es en calidad y en saber que ese bolso permanecerá en perfecto estado incluso cuando tú ya no estés. En este caso en particular, se ha demostrado científicamente que el Speedy de Louis Vuitton es prácticamente indestructible. 


Carla Esteve
@cordeorde

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