Da igual que llueva, truene, nieve o granice. Da igual la ola
de frío polar siberiano que se nos ha echado encima en toda la península con la
entrada del mes de febrero porque “la moda es la moda” y hay que estar siempre
a la última.
“Haz el favor de taparte esos tobillos”, te dice tu madre
frunciendo el ceño al verte los pantalones arremangados a un palmo de distancia
de su longitud normal. Pero es la tendencia, es lo que se lleva y los
pantalones ‘para ir a regar’ están a la orden del día.
¿Quién en su sano juicio deja al descubierto sus tobillos a
cero grados? Si nos vieran nuestras abuelas… Igual que si Chanel levantara la
cabeza – destaquemos el título de este blog-.
Y es que parece que a más frío, menos ropa. Y los
pantalones, cuanto más rotos, mejor. Cuanta menos tela, mejor. Cuanto más sucios,
mejor. Y encima, cada vez pagamos más por un jean que parece salido de un campo
de batalla. Y lo mismo ocurre con los tops, las camisetas y los jerséis. Antes
solo nos los poníamos en verano, pero ahora da igual la estación del año.
¡Perderíamos la cuenta del número de tripas descubiertas que se esconden debajo
de un abrigo maxi!
Sin embargo, este fenómeno no es solo algo de mujeres: ellos
también llevan los pantalones arremangados. Parece que el vaquero de mujer y
hombre se ha unificado; el skinny ya
no es solo para la silueta femenina ni el baggy
para la masculina. Hoy en día todo se mezcla.
La gente se reía de los chic@s Hollister que se mostraban en
la tienda con ese mismo look, y ahora somos todos –o casi- una copia perfecta
hecha a imagen y semejanza.
Habrá que ver si el número de visitas a los centros médicos
por catarros es superior a los años anteriores para confirmar que si uno se
enfría, a veces es porque lo elije.
Montse Rodrigo
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