Ishiuchi Miyako ha sido la encargada de inmortalizar todas las piezas del armario secreto, hasta ahora, de Frida Kahlo.
En 1954, tras la muerte de Frida Kalho, su marido Diego
Rivera decidió guardar bajo llave
todos los enseres de la artista en el baño de su casa y pidió que permanecieran
allí durante 15 años. Pasó, finalmente, medio siglo de desde su muerte hasta
que en 2004 volvieron a ver la luz.
El lugar elegido para exponer el maravilloso encuentro entre la
japonesa y los objetos personales de la musa mejicana ha sido la galería
londinense Michael Hoppen.
Las instantáneas, a luz natural, nos presentan el lado más real de
Frida. Desde prendas llenas de colores vivos, complementos como gafas de sol, piezas
completamente rococós que denotan la influencia indígena de la artista, a
prótesis de la pierna que le amputaron totalmente ornamentada e integrada a su
vestuario. Lo cierto es que no cabe duda de que Frida Kahlo fue una mujer fuerte que disfrazó todas sus dolencias
en valentía feminista y colores llenos de vida.
Además, el Museo de Frida
Kahlo, en Méjico, pone a la disposición de los amantes de la barroca
artista una exposición bajo el título “Las apariencias engañan: los vestidos de
Frida Kahlo” , que alberga parte
del guardarropa de la mejicana. “La tesis central de la exposición explora la identidad de la artista,
expresada a través de la impactante imagen visual que construyó con base en la
ropa de su elección”, señalan.
Fuente de inspiración aún a día de hoy, Frida Kahlo sigue, de algún modo, viva entre nosotros. Musa
incansable para muchos diseñadores, lo cierto es que estas exposiciones la acercan
y nos permiten aproximarnos a un ideario más real de lo que fue su vida, así
como de palpar su decisión de colorear la enfermedad y dotarla de color gracias
a su latente espíritu de tradición.
Laura Montes para www.neomoda.com
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