Es evidente, a los políticos españoles les falta algo.
Parece que todavía no han entendido que la comunicación no
verbal es casi siempre más importante que el lenguaje hablado. Aquello que
transmitimos sin palabras, los mensajes que comunicamos a través de nuestra
expresión facial, los gestos y sobretodo la ropa y el peinado, dicen muchas
cosas sobre nosotros.
Muchos son los políticos españoles que admiten orgullosos que
no dedican ni un minuto a mirarse al espejo ni se preocupan por su aspecto más allá de lo estrictamente necesario. No digo que deban ir vestidos cual caminantes por la alfombra
roja pero viendo el resultado, me pregunto porque no hay más estilistas metidos
en el mundo de la política… ¡con el trabajo que aún queda por hacer!
Según Patrycia Centeno (periodista y directora del portal www.politicaymoda.com) una buena imagen
es capaz de vender una mala idea pero por el contrario, con una mala imagen
resulta casi imposible vender una idea, por muy buena que sea.
Dicho esto, no entiendo el pasotismo de “nuestros políticos” hacia su aspecto físico y la poca importancia que le dan a su imagen pública. Los asesores de Rubalcaba por ejemplo, llevan tiempo batallando para que el Secretario General del PSOE actualice su vestuario, mejore su dentadura o perfile su barba, todos estos intentos…en vano.
No nos hace falta ir muy lejos para ver que en otros países
han entendido que la vestimenta les ayuda a ser identificados y reconocidos,
que una buena imagen es capaz de comunicar un mensaje mucho mejor que las
palabras. En Europa encontramos dos buenos ejemplos como son el Presidente de
la República Francesa Nicolas Sarkozy (con su inseparable Carla Bruni) y el
Primer Ministro del Reino Unido, David Cameron.
Pero sin duda, el político que sabe sacar mejor partido a su imagen pública es Barack Obama. Ya sea luciendo una camiseta básica y unos tejanos o con traje y corbata en sus apariciones oficiales, nunca pierde esa chispa que le ha llevado a ser tan querido, admirado y respetado.
Cabe decir que el éxito de Obama también radica
en el estilo de su mujer, Michelle Obama. Su look clásico y elegante casa a la
perfección con el de su marido, convirtiendo a la pareja en una de las mejor
vestidas del mundo, según Vanity Fair.
Si bien es verdad que la política española siempre se ha
caracterizado por ese “sosismo” permanente, encontramos algunos ejemplos que
nos hacen pensar que todavía hay esperanza como es el caso de Carme Chacón,
Elena Salgado o Josep Antoni Durán Lleida.
En el otro lado de la balanza encontramos a Esperanza
Aguirre o María Teresa Fernández de la Vega cuyos estilismos nos puede gustar
más o menos pero que denotan una personalidad fuerte y un deseo de reivindicar
un estilo propio y único.
(Véase también el caso Aleman: Ángela Merkel)
Laura Hernandez
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