6 abr 2011

Con el DNI a la vista

Primer día de rodaje del episodio piloto de la nueva versión televisiva de Los Ángeles de Charlie (Charlie's Angels) en Miami. Las tres protagonistas salen de un edificio vestidas de riguroso blanco y sonrientes. Ante esta primera imagen, los comentarios pueden ir dirigidos a sus cortes de pelo, como les sientan los looks elegidos y lo altas que son las sandalias que lucen. 

 De izquierda a derecha: Rachel Taylor, Minka Kelly y Annie Ilonzeh

Ese tipo de comentarios generales convierte cada una de las prendas en simplemente eso, una prenda indefinida, sin identidad. Pero el discurso y la información disponible para comentar la imagen se transforma radicalmente cuando las tres actrices se dan la vuelta y en medio de todo el blanco y los tonos beige, destacan un par de suelas rojas. En ese instante, el análisis de la escena desde el punto de vista de la moda deja de tener como base prendas anónimas y se puede empezar a valorar con el DNI en la mano. 


Las actrices, en un descanso del rodaje en Miami

Mientras los Greissimo de Rachel Taylor y los Samaya de Minka Kelly dejan de ser ‘zapatos’ para convertirse en Louboutins, las sandalias de la tercera en discordia, Annie Ilonzeh, siguen siendo John Does -termino con el que se denomina en USA a los cadáveres sin identitdad-. Evidentemente, teniendo en cuenta que Kelly luce además un vestido Gucci, podemos llegar a deducir que los zapatos de Ilonzeh no son precisamente de las tiendas Mary Paz. Se trata, en realidad, de sandalias Tribute de Yves Saint Laurent. Muy bien, pero desde fuera, ¿como saberlo? En este punto radica, precisamente, el gran acierto de Christian Louboutin: el acierto de saber “marcar” su obra de una forma concreta y especial. Una marca que permite identificar el autor a primera vista y le da ventaja en un mundo, el de la moda, de múltiple oferta y variedad.


La ahora famosa suela roja -que el zapatero solo abandona en sus trabajos nupciales, donde siguiendo la tradición, convierte la suela en 'algo azul'- nació cuando el francés se encontraba haciendo bocetos para un zapato inspirado en el Pop Art de Warhol. Al notar que a lo que acababa de dibujar le faltaba ‘alma’, Christian saqueó el neceser de su entonces asistente -una chica sin muchas aptitudes que se pasaba el día pintándose las uñas- y usó su esmalte rojo para dibujar la suela. Cuando sus clientas habituales dieron el visto bueno a la innovación, Louboutin dio un paso hacia la eternidad.

El sello se reconoce a primera vista pero sin ser tan evidente como un logotipo. La suela roja acompaña al resto del zapato y ayuda a que, con un solo vistazo, se reconozca la obra de Louboutin y se pueda, así, desear con nombre y apellido.



Albert R. Dot 

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