De Roma de 1890, saltamos
a Milán, 1949, año de nacimiento de Miuccia Prada. Esta licenciada en Ciencias
Políticas no tenía planificado dedicarse a la moda, más bien sus intereses los
ocupaban otras actividades como el militarismo comunista, los avances en el
feminismo y el aspecto intelectual de los movimientos artísticos. Pero en 1978
le pidieron hacerse cargo de la empresa familiar, que hasta ese momento era un
próspero negocio basado en el lujoso mundo de las pieles italianas y los
bolsos. La competencia con Gucci le obligó a intentar nuevas técnicas de
supervivencia, y Miuccia fue la encargada de reflotar la compañía y darle
nuevos aires.
Muy a su pesar, y
llegando al mundo de la moda “de casualidad”, como diría ella, Miuccia ha
tomado el mando desde el aspecto intelectual y rebelde, considerando que es una
empresa con gran tradición. Y hacer del bolso de nylon (un material de mucho
menor calidad si se lo compara con el cuero) el caballito de batalla de la
empresa, dice mucho del mensaje de marca que transmite a sus seguidores, que
pagan un precio bastante alto por sus productos, ya sean de piel o sintéticos.
Y esto radica en el concepto de “No soy partidaria del buen gusto”, o “No me
gusta lo bello”, con que Prada suele definir su inspiración. Así podremos
entender las propuestas que temporada tras temporada nos presenta, con mezclas
inimaginables de estampados, los tacones con calcetines, tejidos y materiales
que cada vez se acercan más a la tecnología que a la nobleza de los más puros y
tradicionales. Es su forma de crítica frente a los movimientos artísticos,
estéticos y sociales, rompiendo los cánones de belleza establecidos, y
mostrándonos su impresión con desorden y sinsentido, argumentando que todo puede combinarse, y no importa si es lo que le gusta al resto, lo importante es
provocar.
Miuccia Prada By Guido Harari,1999
Prada, S/S 2011
A lo largo de los últimos
años, el Met (como se conoce al Museo de Arte Metropolitano de Nueva York) ha
logrado históricas cifras de visitas con sus exhibiciones dedicadas a la moda.
Y no había desde 2005, cuando fue dedicada a Gabrielle Chanel, una mujer (y dos
en este caso) como protagonista de la exhibición. Después del éxito apabullante
de la muestra del año 2011 (un año después del trágico suicidio del diseñador),
la propuesta de este año quiere hacer algo distinto para seguir atrayendo
público, y ha contratado al destacado director Baz Luhrmann (Moulin Rouge) para
crear, en ficción, conversaciones entre Elsa Shciaparelli y Miuccia Prada,
basado en antiguas y recientes grabaciones, archivos, y la magia de la
tecnología. Si bien esto es un tributo y en el que no ha estado involucrada
Prada y compañía (ella misma a dicho que nunca estudió moda, así que no sabe
mucho de su compatriota), la muestras puede ser reflejo tanto de similitudes
como de diferencias.
Vestidos y prendas
icónicas de cada diseñadora serán expuestas, así como los videos ficticios. Más
de 90 diseños, y 30 accesorios de Schiaparelli desde los fines de los años 20
hasta principios de los ´50, y de Prada desde fines de 1980 hasta el presente,
que han sido prestados por el Costume Institute y el Prada Archive, como
también de otras colecciones privadas, los objetos de ambas diseñadoras se
organizarán en siete galerías: "Waist Up/Waist Down," "Ugly
Chic," "Hard Chic," "Naïf Chic," "The Classical
Body," "The Exotic Body," y "The Surreal Body."
Habrá que esperar
hasta mayo, y viajar hasta Nueva York para verla. Quien tenga el privilegio de
disfrutarla, pues tendrá que sacar sus propias conclusiones acerca del
resultado de la mezcla de dos fuerzas tan potentes en la máquina de la moda
italiana.
Florencia Gioia L.
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