Urgando en el armario

Esta semana el mundo de la moda me ha dejado de lado. No me quejo porque Karl Lagerfeld no se haya acordado de mí en su campaña de Coco mademoiselle, ni tampoco porque la ropa de entretiempo nunca cumpla su función. Me quejo porque me dejó tirada delante de unos amigos. Ahora mismo os estaréis preguntando porque escribo esto en este blog y no en uno personal. La razón es sencilla, la revista me tiene colapsada y mi única interacción con el mundo de la moda estos últimos días ha sido desastrosa.

En post anteriores se habló del shopping turismo, pues bien, yo quería aportar algo de cultura a unos amigos míos que estaban de turismo por Barcelona. En el museo Disseny Hub Barcelona había empezado una exposición de alta costura titulada: En el guardarropa de María Brillas.

Vi la noticia en el periódico y el video de la página web, con la voz en off de su nieta, me emocionó; así que pensé  que ya tenía algo interesante que enseñarles cuando pisaran la ciudad. Obvié otros monumentos que seguramente ya habían visto y quise mostrarles que la ropa puede convertirse en un objeto de arte.

Estaba emocionada, busqué cómo llegar hasta la calle Moncada, ya que soy propensa a perderme, y nos encaminamos a la aventura del saber y descubrir. Pasamos por delante de la iglesia de Santa María del Mar y nos adentramos en las callejuelas, entrando en un nuevo mundo lleno de espacios ocultos y poco conocidos como el Museu del Mamut.

Dimos dos vueltas a la calle y nada del museo. No vimos la puerta principal, ni el letrero, nada. No podía ser, así que desanduvimos lo andado y finalmente nos encontramos con esto:

No os imagináis el disgusto que me llevé. Lo tenía todo planeado: el recorrido, la historia y el restaurante; y al final nada. Mis amigos, para quitarme el disgusto, me llevaron a recorrer los lugares más conocidos de Barcelona, aquellos que nunca tienen un cartel colgado.

Raquel Sans