8 mar 2011

Luces, cámaras...ROJO

Una vez finalizados los eventos cinematográficos de mayor envergadura nos podemos quedar con 2 tendencias  predominantes: las siluetas sencillas donde los adornos dejan paso a los patrones simples y rectos; y el color rojo.

El color rojo es el del fuego y el de la sangre, por lo que se le asocia al peligro, la guerra, la energía, la fortaleza, la determinación, así como a la pasión, al deseo y al amor. En la publicidad se le otorga mucha importancia al sentido de los colores por su fuerte influencia sensitiva. Esto también ocurre en las películas, aunque sea necesario pararse a analizarlas porque son detalles que pasan por alto cuando no se le busca ninguna intencionalidad.

Una de las imágenes más impactantes en el cine venía de la oscuridad y depresión del holocausto, Spielberg introducía en el objetivo de la cámara a una niña anónima como la única pieza de color en su película monocromada "La lista de Schindler". En este caso, el singinificado de dicho color tiene como finalidad la de resaltar sobre el resto para fijar la atención del espectador o del personaje que está visualizando la escena.


La película ganadora de 10 Oscars, West Side Story, ha sido catalogada como una de las mejores películas musicales de todos los tiempos. La vivacidad que se muestra en las coreografías cuya temática toca  argumentos desde la libertad y el consumismo, hasta el desengaño de la marginación racial, queda en un segundo plano en las escenas más dramáticas donde el color rojo simboliza la intensidad a nivel emocional.


Siguiendo con películas musicales, otra es la que cuenta la historia de amor entre una joven e inocente Baby y el profesor de baile, Johnny Castle, en Dirty Dancing. La indumentaria que luce la protagonista femenina a lo largo de toda la película con una gran influencia del blanco no es coincidencia. Si el  rojo se establece como arquetipo de la comunicación visual sugerente, el blanco evoca a la pureza y virginidad. En la imagen se muestra, mediante la cromática, como Penny personifica a la mujer adulta y sensual mientras que enfrente se sitúa a la novata con colores más apagados para que prevalezca el papel de la experta bailarina.


Una manera indirecta de resaltar con una prenda o, mejor dicho, con un color, el concepto que cada director desea comunicar porque, en toda situación, donde hay que buscar espectación, la mejor manera es empezar por los ojos.



Lorena Coelho

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