Ana Rodríguez Planas
Cada vez las firmas de moda son más conscientes de la diversidad de siluetas femeninas (por decirlo suavemente) y tienden a ampliar el abanico de tallas que ofrecen. Es obvio que ni todas las mujeres tienen una talla 36 ni todas las de metro sesenta tienen el mismo ancho de caderas. Después de esta observación totalmente gratuïta, deciros que el otro día descubrí que ¡sorpresa! Mango lanzará una cadena de tallas grandes.
Pero cadena no es lo mismo que línea. ¿Acaso la empresa no quiere que la marca Mango se asocie a mujeres con unos kilos de más? Esta noticia ha saltado justo después de que la firma catalana anunciara que en verano verán la luz las líneas Mango Kids y Mango Sport & Intimates. Por otra parte, también se ha sabido que está previsto el lanzamiento en 2014 de Mango Young, que contará con tiendas propias. Al igual, pues, que la estrategia concebida para la moda de tallas grandes, con la “sutil” diferencia de que ésta probablemente se llamará Violeta, una marca desvinculada completamente de la matriz.
Miranda Kerr es la nueva imagen de Mango.
Si esto se cumple, no deja resultarme curioso que en 2007, Mango diera un tímido paso en favor de las tallas grandes ampliando el tallaje hasta la 46 con la iniciativa Why not?. Al frente de la campaña, la modelo Crystal Renn, hasta no hace mucho, buque
insignia de las maniquís que escapan al cánon de la moda en la actualidad.
¿Qué ha pasado desde entonces? ¿Por qué la intención de ampliar el tallaje
se quedó en una simple anécdota? ¿Y por qué ahora que Mango decide retomar la
iniciativa lo hace desvinculando su marca de dicha estrategia comercial (y, me
atrevería a decir, social)?
Crystal Renn fue la imagen de la campaña Why not? de Mango.
Para la historia queda la cumbre mundial de las editoras de Vogue, en la
que decidieron apostar por la belleza saludable. A pesar de intentos loables de
retratar a lo que les ha dado por llamar la “mujer real”, en sus páginas (y en
las de las principales revistas) son más habituales las imágenes de modelos
escuálidas (de verdad o retocadas).
Finalizo mis reflexiones con tres portadas de Vogue que dan mucho qué
pensar.
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