28 may 2014

Imprimiendo moda


Durante 30 años el International New York Times  ha organizado conferencias sobre industria y desarrollo social. En ellas se expone, se debate y se invita a reflexionar sobre proyectos de futuro. Se discute sobre economía, petróleo, educación y salud. Pero las conferencias más destacadas son aquellas relacionadas con el mercado del lujo.  Antes auspiciadas por Suzy Menkes, y ahora por Vanessa Friedman, señalan nuevos mercados para el lujo y discuten sobre nuevos procesos de producción, de colecciones, de tendencias...

Las últimas, INYT Luxury Law Summit, se realizaron en el Londres y uno de los temas tratados fueron las impresoras 3D.

Quizá ha sido porque Grace Choi ha presentado la primera impresora capaz de imprimir maquillaje. Tal vez porque Iris Van Herpen ha creado escuela y otros, como Mary Huang, se han sumado a imprimir, en lugar de confeccionar, sus vestidos, zapatos y complementos. O porque el precio de las impresoras 3D para uso doméstico es cada vez menor y empiezan a estar al alcance de todos. 

Una de las ponentes fue Mary Huang, creadora de la empresa Continuum. Operando a veces como estudio de diseño y otras como laboratorio, Continuum imprime una línea de zapatos, desarrolla un tejido para bikinis que se adapta 100% al cuerpo y crea proyectos para que el usuario se convierta en diseñador a través de Constrvct y D.dress



En D.dress el usuario dibuja la silueta de un little black dress que mediante un softwear se convierte en una figura 3D compuesta de triángulos. Todos los modelos que seas capaz de crear se guardan directamente en tu galería; y si quieres, puedes pedir que te realice un patrón y confeccione tu obra. 

Por otro lado, Constrvct  parte de una premisa similar pero en lugar de dibujar la silueta te conviertes en diseñador de estampados. Simplemente insertando una foto, imagen o dibujo y jugando un poco con los parámetros ofrecidos, puedes crear vestidos, faldas y pantalones con un digital print de tu invención. Además, Constrvct funciona como una red social: ves los diseños de los otros usuarios, puedes marcar un corazoncito rojo para indicar que te gustan y, aunque todavía es un proyecto, quieren que puedas imprimirte los diseños que más te gusten.

Otro ejemplo de uso de la impresión 3D es el proyecto de Grace Choi. La impresora inkject Mink no sólo esta pensada para poner de patas arriba la industria cosmética. También será una herramienta para democratizar el maquillaje. El pigmento, que es lo que encarece el producto cosmético, será “fabricado” directamente en casa, por lo que solo comprando la crema se tiene acceso a una paleta infinita de colores. Con ella, las usuarias más jóvenes podrán lucir sus looks de belleza y compartir en su Instagram o Pinterest los colores que han empleado para que sus amigas se los puedan imprimir. 


Lo que probablemente sea una revolución en la producción dentro de 5 o 10 años, que es cuando se estima que se podrá imprimir cuero o seda, ya lo es hoy en día si tenemos en cuenta su planteamiento; pues, conscientes del poder de las redes sociales, Huang y Choi plantean proyectos en los que usuario crea, comparte y enseña. 






















Sílvia Marina

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