30 dic 2016

The most overrated night of the year




|Claudia Schiffer por Richard Avedon para Versace en 1994|
Dorados. Dorados. Dorados aquí, dorados allá. Y más dorados. Y un poquitín más… y más… y más. Con todas las exuberancias, con todos los brillos. Como si fuera el interior de la Catedral de Sevilla, pero no nos equivoquemos, esto es un Zara en diciembre. Y no importa donde estés en el globo terráqueo, esto es lo que verás en todos los escaparates, en todos los maniquís o en todos los probadores. Excesos sin elegancia, excesos sin glamour. Excesos en mayúsculas. ¿O deberíamos decir en neón?
El colmo de todo el outfit que se quiere parecer Versace o Cavalli es que transpira de un aire barato nada idílico, demasiado vulgar. Y todo resulta en una metáfora perfecta: ¿por qué iríamos de Hillary Clinton en Noche Vieja, cuando podemos ser Melania Trump?
Por eso, mientras mis manos se acercaban a las lentejuelas más centellantes y mi corazón latía a cada segundo más descontroladamente como si se tratara de mi primera pasión teenager, me frené en mi futura compra: “ya me han invitado a algo? ¿Dónde iré yo tan estatuilla de Oscar?”. La verdad es que no sé porque yo reflexionaba, ya que todos a mi alrededor compraban casi sin aliento, como si el año nuevo que está a punto de llegar fuera el año. Repito, el año- articulo definido e insuperable a nivel de comparaciones. “No, me niego… No compraré nada que grite en un silencio de una mirada ‘fake happiness’”.
En primer lugar, hay que valorar la madurez que existe cuando vas contracorriente y lo has pre proyectado en tu miente. La tentación sigue ahí, a la vuelta de la esquina, pero tú, como persona independiente, lo has rechazado. No eres un ángel de Victoria’s Secret y lo sabes, el sexy que te intentan vender en todos los crop tops ya queda demasiado 2015 y para falsa noción de estilo ya nos sobran las chicas rollo Sutton Barcelona. Pero lo que no entiendo es que el tan adorado “sportswear” no se suba de una vez por todas al pódium y nos permita comer las uvas casi en pijama. O no, a lo mejor no… Que los tacones siempre tienen su punto cool… ¿Pero me puedo poner la gorra de béisbol Balenciaga y los tacones? ¿Os parece urban chic? ¿O seguimos con lo de casual chic que nadie lo pilla?
|Balenciaga S/S 2017|

En el ritmo de “sin miedo al lujo” me doy cuenta que esto se trata de un glam 3.0: los brillos quedan bien en las redes: “lo petará seguro en Instagram” ecua en mi miente. (Emoticono de la botella de champagne).  De repente entiendo que esto puede ser un recuerdo revisitado del color imperial de las dinastías Ming y Quing en China. El amarillo era símbolo de riqueza y sabiduría. Era exclusividad. Era prosperidad. Y claro, si lo prohibieron a la plebe durante siglos, ¿por qué no abusar de ello como si esto fuera un after de la movida madrileña? Por cierto, dudo que los mejores hayan sido en un fin de año… ¿Pero de qué me sirve tanto escepticismo? Después del fin de Brangelina yo de verdad que me lo creo todo. ¡Todo!
Para recibir al año nuevo, no hay nada mejor que la sensual conclusión de que 2017 deberá ser el año de nuestras resoluciones de estilo. El negro puede ser candente, tu ombligo puede salir de fiesta dentro de los pantalones y tus cejas no son las de Kortajarena. ¡Qué la fiesta recupere la elegancia setentera que tuvo un día, qué la creatividad renazca y qué todos lo disfrutemos sin cualquier miedo de romper la cremallera!¡Ese es mi brindis para 2017!
|2016 | El fin de Brangelina|



Mariana Viseu

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