A
medida que avanza mi embarazo retrocede la cantidad de ropa de mi vestuario que
puedo ponerme. Las prendas que me caben se reducen y vestirme a diario supone
un ejercicio de estilismo interesante, un desafío. Esto me lleva a dos grandes
cuestiones fundamentales.
La
primera se refiere a la cantidad (en según que casos y personas podríamos decir
“industrial”) de ropa que acumulamos por el temor a repetir modelito o a
aburrirnos. Desde que mi tripa crece y mi cuerpo muta a su antojo cuál púber
inocente, estoy obligada a llevar prácticamente los mismos vestidos a diario.
Esto me ha llevado a indagar en el armario y desempolvar ropa que en algún
momento fue descartada por grande o pasada de moda y que ahora recupero a
brazos abiertos. Un cinturón por ahí, una superposición por allá et voilà un estilismo hecho. Me pregunto
si la falta de imaginación y la pereza (la publicidad de las marcas se
sobreentiende) son las responsables de que nos veamos abocadas a comprar ropa
nueva a cada temporada, desatendiendo la que ya tenemos.
Sé
que llegará un punto en que mi cuerpo habrá mutado demasiado para mi ropa
actual (y para la que le robo a mi marido) y me veré obligada a vestir ropa
premamá. El simple concepto ya suena poco atractivo pero cuando una empieza a
indagar, la realidad supera la ficción: el panorama es del todo desalentador. Y
esto me lleva a la segunda cuestión fundamental: la moda premamá vive en un
espacio-tiempo paralelo al del resto del mundo de la moda. Este tipo de ropa es
francamente desconcertante, en la mayoría de los casos es aniñada y ñoña como
si el embarazo tuviera que cargar de cursilería a las mujeres. Parece que las
tendencias en moda no afectan a esta ropa que parece la misma desde hace
décadas. Las grandes marcas de distribución que tienen una línea premamá suelen
ocultarla como si fuese la hermana fea, relegándola a un corner sombrío de sus puntos de venta tanto físicos como virtuales.
Por el contrario, las marcas cuyo concepto de negocio se basa en la moda
premamá se muestran orgullosas de ello, exaltando y mostrando a las futuras
madres como seres embobados, extremadamente femeninos, híper clásicos y otros
adjetivos de dudosa reputación. ¿Por qué pretenden meter a todas las mujeres
embarazadas en el mismo saco? Mujeres hay de todos los tipos, personalidades,
edades, gustos y formas y las embarazadas no son una excepción. El hecho de ser
una gestante es algo circunstancial, no nos hace ser diferentes al resto de
mujeres, tenemos nuestra identidad propia e individual y queremos mantenerla
también durante estos 9 meses.
Ahora
entiendo porqué las celebrities que
en algún momento han querido dar a conocer al mundo su embarazo lo han hecho
posando desnudas. A parte de las indecentes cantidades de dinero que han
recibido a cambio de hacerlo creo que también hay algo de orgullo de mujer.
Probablemente es la única forma de mostrar la sensualidad, belleza y desafío
que conlleva un embarazo. Si me veis pasearme desnuda con una tripa enorme, por
favor, no me lo tengáis en cuenta. No es provocación, es orgullo identitario.
Por
Txell Hernández Gil.
Et felicito Txell!
ResponderEliminarMama Txell, me identifico mucho con tu post.
ResponderEliminarEs todo un drama decidir que pondremos durante esos 9 meses.
Será por eso que llamamos embarazo?? :-/