1 may 2017

GIRLBOSS.lo más fashion de Netflix.com

Por Mariana Viseu


Sophia Amoruso
¿Os suena netflix&chill? ¿Sí? Perfecto. ¿Y netflix&fashion? ¿No? Pues no pasa nada, os acabo de introducir a un nuevo concepto, a un nuevo universo de inspiración alcanzado en 2017. Y Netflix es quien tiene la culpa. O el mérito. O un poco de ambos.

Decir Girlboss es invocar el hashtag e invocar a Sophia Amoruso, la creadora del gigante ecommerce Nasty Gal. La Cenicienta de la tecnología, como el New York Times la ha nombrado, escribió en 2014 un libro, que muy poco tiempo después se convirtió en bestseller, sobre su viaje hasta el éxito de su tienda online. Pero más que una web, Nasty Gal es una comunidad, una Meca en versión WWW para todos aquellos que entienden de vintage y que comparten una pasión por la moda. Nasty Gal es una plataforma que creció creando al futuro antes que nosotros lo supiésemos. Y eso se llama vanguardia, se llama rebeldía, se llama liderazgo.

Y aunque en el año de 2016 todo el planeta se quedó sin reacción al saber que Nasty Gal se declaraba en bancarrota, Sophia Amoruso no desapareció. ¡No! Ella es de ésas mujeres concebidas para triunfar en la vida. No se ha conformado con una bajada de su negocio y al día de hoy ve la recompensa en modo de una pantalla: en la recreación de su vida en formato serie, en un trabajo original del gigante americano Netflix. ¿Qué le aporta todo esto? Le confiere, una vez más, la oportunidad de ser la primera en el listado, es decir, escribir su propio CV como nadie lo hizo antes, maniobrando mejor que nadie en pleno corazón de las redes sociales.
Britt Robertson como Sophia en Girlboss, serie que estrenó el 21 de abril de 2017. 

Lo mejor de la serie no son los diálogos o las ropas vintage, como sería expectable. No. En la mayoría de los episodios los diálogos incluso olvidan que ser feminista no significa ser borde. Y tener éxito no es un equivalente a sólo tener dinero. Las correlaciones son, casi en todos los casos, demasiado vacías y despropositadas. Son 13 episodios energéticos y violentos que son tan cómicos como ingenuos. Lo mejor de Girlboss es el amor por las prendas y por darnos por fin la oportunidad de revivir los años 2000. ¡Y en precisión! ¡Dios, cómo los echábamos de menos ya!

Pero mientras Marissa de O.C se muere, vemos a una serie que al revés de conservar a la valentía de Amoruso, vulgarízala y transforma el personaje principal en un antihéroe que no cuadra con la realidad. Aterrizado es como el espectador se quedará al final de la serie, concluyendo que la moda y el business son dos partes de una ecuación de villanías aún por solucionar. Y es aquí donde reside mi verdadera crítica: ¿cómo es posible que se construya una serie sobre la compra de ropa vintage y se hable tan poco de la ropa ella misma? ¿Qué clase de serie de moda es Girlboss si al final casi no vemos a las prendas a través de una mirada más educada? Y el punto clave es que deberíamos: Sophia tiene un máster en comprar en tiendas de segunda mano, un PhD en vender prendas online y un doctorado en fidelizar sus clientes vía eBay. Por otras palabras, el talento del personaje principal se diluye con el drama sin que transpire MODA. En mayúsculas, como todas las pasiones deberían ser.

Pero los milagros existen en países tan poco religiosos como los EEUU, por eso uno no debe despreciar una primera temporada menos carismática de la que nos habíamos imaginado. Nos cabe ahora esperar por la segunda temporada. Pero no mucho, una vez que al día de hoy nos actualizamos a cada scroll y no a cada seis meses.

Por eso, si aún no lo has hecho, despierta a la girl boss que hay dentro de ti y actualízate como un buen millennial que eres. El tiempo es dinero y puede que ya lo estés perdiendo.



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